“A veces la palabra solo representa una manera, más hábil que el silencio de callar”

Jean Paul Sartre





martes, 29 de diciembre de 2009

WISHLIST

Coincidía el principio del año con la confluencia de varios finales, y el destino que no escatima en ironías y felonías, ponía en jaque el Status quo que se desplomaba sobre mi controladora soberbia racional.
Las circunstancias exigían dar un paso al costado, pero yo ya estaba a un costado, por lo tanto, un paso al costado del costado me dejaba peligrosamente cerca del precipicio, con una vista privilegiada del abismo..... y bebí hasta la última gota del agua que una vez jure que nunca habría de beber e ingerí sin lograr digerir, los nunca, los jamás, los para siempre.......... ni medio lleno, ni medio vacío, el vaso se destrozo entre mis manos y los cristales laceraron el orgulloso amor propio. Frágil, rehén de una voluntad desapoderada y prostituida por la necesidad, fui dejando que la inercia decidiera por mí, sin mí. La atroz soledad, vigía de mi encierro, fue hábil en su estrategia, comandó cada acción, digitó cada indecisión, sembrando miedos, cosechando inseguridades.
Maldije mil veces la comodidad, la impunidad, la ubicuidad que proporcionan la tecnología y sus secuaces, que acercan a los que están lejos y alejan a los que están cerca.....inútiles placebos para superar la ausencia.
Padecí, compadecí, al amor en su final, en su desproporción, en su falta de reciprocidad y sincronicidad, sufriendo el doloroso contraste entre lo se dice y lo que se hace, entre lo que se quiere y lo que se puede, entre lo que se cubre y lo que se descubre. La ausencia crónica y total de intuición no hizo más que empantanarme en precarias ilusiones, en dolientes histerias, en adolescentes confusiones. Comprendí que hay situaciones en las que los celos son un lujo que no me puedo permitir y que es preferible dimitir a compartir o competir.
Durante la compleja circunstancia vital que me tocó atravesar este año ( para no decir: el año de mierda que viví, que quedaría muy feo.... ) me costó mucho sentirme entera, reconocerme partida, repartida entre obligaciones permanentes y divagaciones temporarias. Por un lado naufragaba la razón desarmada, por el otro lado, emigraba el alma en pena, dejando el cuerpo apesadumbrado y abandonado a su fortuna mundana.
El corazón adormecido por el agotamiento de la cotidianeidad, empieza a soñar y sueña indiscriminadamente y yo se lo permito, es más, lo fomento.
Coincide el final del año con la afluencia de novedades que me encuentran intentando evadir la quietud de los días, la inquietud de la espera, aventurándome hacia la potencialidad de lo imprevisible. El desafío es trascender las definiciones, las repeticiones, los límites espaciotemporales que me encierran, liberarme del resultado ....... ir creando las condiciones para que emerja nuevamente un deseo, uno cualquiera, con suerte a este le siga otro y después otro, entonces, se reactive el mecanismo y los deseos broten a borbotones y marquen la diferencia que existe entre vivir o sobrevivir un año.


FILL-IN-THE-BLANKS



LA ALQUIMIA DEL VERBO

Ahora yo. La historia de una de mis locuras. Desde hacía largo tiempo, me jactaba de poseer todos los paisajes posibles, y encontraba irrisorias las celebridades de la pintura y de la poesía moderna.
Me gustaban las pinturas idiotas, dinteles historiados, decoraciones, telas de saltimbanquis, carteles, estampas populares; la literatura anticuada, latín de iglesia, libros eróticos sin ortografía, novelas de nuestras abuelas, cuentos de hadas, libritos para niños, óperas viejas, canciones bobas, ritmos ingenuos.
Soñaba con cruzadas, con viajes de descubrimientos de los que no hay relatos, con repúblicas sin historia, guerras de religión sofocadas, revoluciones de costumbres, desplazamientos de razas y de continentes: creía en todos los encantamientos.
¡Inventé el color de las vocales! -A negra, E blanca, I roja, O azul, U verde-. Reglamenté la forma y el movimiento de cada consonante y me vanagloriaba de inventar, con ritmos instintivos, un verbo poético accesible, cualquier día, a todos los sentidos. Me reservaba la traducción.
Al principio fue un estudio. Yo escribía silencios, noches, anotaba lo inexpresable. Fijaba vértigos.



Una temporada en el infierno. Arthur Rimbaud