“A veces la palabra solo representa una manera, más hábil que el silencio de callar”

Jean Paul Sartre





jueves, 2 de febrero de 2017

VUELVO AL BLOG COMO SE VUELVE SIEMPRE AL AMOR....

Revuelvo. Vuelvo porque tengo una fascinación morbosa por lo decadente, por lo poco popular, por lo extenso, por lo denso; porque  siento que el peso y la contundencia de la palabra escrita desafían la modernidad líquida del capitalismo agónico, el terrorismo emocional de lo express y la dictadura de la imagen. 
Sobre todo,  vuelvo porque es inevitable volver,  y últimamente trato de hacer sólo lo que me resulte  inevitable. A casi diez años del primer post del blog, sigo sin tener muchas certezas, no resolví ningún problema existencial, no concilié ninguna contradicción, no me ahorré ningún quilombo.  Pasé este tiempo en un safari por el lado salvaje de mis miserias, seguí amando, sufriendo, perdiendo, cuestionando y escribiendo. Me gustaría pensar que aprendí algo, que encontré sentido a alguna cosa, que evolucioné en ciertos aspectos.  Hay días que siento que fue así, y hay otros días....
Me di cuenta que necesito escribir, que es una necesidad vital para mí. Escribo porque la soledad que me habita busca justificarse, abrirse, inmolarse. Escribo porque soy una fetichista de las palabras, y porque busco en ellas  la redención que se me niega en el silencio. Escribo porque busco algo que perdí, o que nunca tuve pero tampoco encuentro.
Escribo porque necesito entender,   y  porque encuentro en el entendimiento un consuelo, un placebo del amor,  o quizá sea una forma de amor,  o el amor sea una forma de entendimiento. En la maravillosa película,  HOMBRE MIRANDO AL SUDESTE, hay una línea que me quedó tatuada en el corazón; Rantes le dice al Dr. Denis: “ Yo no quiero que me cure,  yo quiero que me entienda ”. Creo que en el entendimiento del otro y de uno mismo,  hay un profundo acto de apertura,  de entrega, de comunión. 
Escribo porque me interesa rodear verdades, explorar laberintos,  no pretendo llegar al centro de nada,  ni a ningún lugar en particular, y mucho menos, encontrar una salida. No tengo mayores, ni menores pretensiones creativas o recreativas. La escritura imita a la vida,  la vida imita a la escritura. Es por eso que voy a seguir escribiendo, jugando con las palabras, reflejando mi ser mutante, mis neurosis, siendo la adjetivista rimadora compulsiva que soy, haciendo apología de mi escritura compleja, mimética, exagerada, pretenciosa,  idealista, cínica y profundamente contradictoria.  
Voy a escribir en contra de todos los pronósticos,  incluso en contra de mi misma.  Ya lo dijo Toni Negri, VIVIR SUPONE RESISTIR,  y para mí, RESISTIR SUPONE ESCRIBIR.








Desesperada ya como gente que conoció ciertas cosas
verdades que no borran ni el vino
ni los juegos con los que reemplazamos el amor
con mucha delicadeza mucho cuidado
buscamos como niños no ya tréboles de cuatro hojas
no ya la vida plena los golpes definitivos
para acortar los plazos ensayamos fracasos que no duelen
pequeños triunfos que provocan nuestras sonrisas más dulces
bajo mi sueño mis enemigos
–cuidados por mí como por nadie–
entre el ruido de juana
sus grandes actividades y la ternura que me provocan
tenemos ideas fijas obsesivas
verbos que no conjugamos
verbos de acción de sentimiento
verbos para algún momento que creí
cercano próximo imposible
gente que estaremos casi muertos cuando pase algo
no mido lo que falta ni lo que se fue
duro
defendiendo el pedazo justo para estar de pie

JUANA BIGNOZZI


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